Ginebra Los Tornos 5 de mayo de 2022Es una novela pequeñita. Se tarda un rato en entrar, pero luego te atrapa. No puedo decir que sea lo más interesante que he leído en mi vida, pero da para un buen rato. Contiene algunas pícaras observaciones típicas de Nabókov, y otras muy poéticas, y está todo salpimentado a su gusto así que, aunque no haya nada demasiado trascendente, es bastante correcto. Me ha gustado bastante el retrato de la mujer, creo que no tiene ni nombre. Es un carácter que ya aparece en alguna otra novela de Nabókov, determinista, o fatalista, como la polilla que se quema con la luz. La parte de Luzhin me interesa menos, tal vez por mi hastío personal para con el argumento del tipo que flipa literalmente y tiene una especie de doble vida, no porque lo decida, sino porque se le va la pinza, frente a los pobres mortales que conformamos el resto de la humanidad. Demasiado psicologismo y universo paralelo para mí. Me quedo con los cuellos almidonados y el olor a tierra mojada, los culos duros de gimnasta y la ensalada de col. Un poco de prosaicismo para mí, gracias. Me gusta más la figura de la mujer, que de algún modo se empeña en cuidar y conservar una flor cortada, cosa que es imposible. Todas hemos hecho eso alguna vez, no por ser mujeres, sino por ser idiotas.