Ginebra Los Tornos 2 de marzo de 2022Voy a hacer una crítica pequeña porque he tenido que abandonar este documento. Rousseau era un personaje que estaba peleado con todo el mundo. Debía de ser el suyo un talante bastante egocéntrico. En este escrito yo veo a un tipo muy inteligente que chilla cualquier sentencia con tal de que le hagamos caso. Muchos de sus argumentos son brillantes, otros simplemente llamativos, otros son soberanas tonterías que seguramente en su momento tendrían alguna audiencia (aunque, si no me equivoco, este libro fue censurado en todas partes).
Sabido es que este señor dejó a todos sus hijos en el orfanato, no vamos a ahondar en esta cuestión. Te puedes tragar todos tus impulsos y tratar de leer este ampuloso tratado sobre la educación. Puedes pasar por encima los groseros comentarios machistas que hay cada tres párrafos.
Pero llega un momento en que este hombrecillo afirma que en ciertas latitudes la gente simplemente es imbécil, citando específicamente a los negros y a los lapones, y que se debe tomar (por ejemplo) a un francés como ejemplo de persona civilizada y con un cerebro con un desarrollo normal. Además es que era suizo, el muy idiota. De los negros, ¿para qué comentar? ¿Y de los lapones? Finlandia es, desde hace mucho tiempo, la vanguardia planetaria en el mundillo de la educación. Imposible seguir progresando en una lectura espesa y aburrrida, cuando se escriben opiniones arbitrarias, sin fundamento, o creadas para llamar la atención. No logra interesar ni compensar.
Son muchos los que nos han querido vender el papel civilizador de las culturas "avanzadas" como la francesa, la inglesa o la belga. Y también he leído estas sandeces a muchos españoles. Yo es que soy de Star Trek y su primera directriz: no interferencia. El resto, lo del colonialismo, es ser un manguis, lo mires por donde lo mires. Y creerse mejor que los demás dentro de tu avanzada civilización y concepción de mente angosta, en fin, sin comentarios.