Ginebra Los Tornos 8 de octubre de 2023Estas dos sagas cuentan poco más o menos lo mismo, con algunas diferencias, y han servido de base para intentar localizar el asentamiento vikingo que pudo haber en la costa del norte de América alrededor del año 1000. Cuenta resumidamente la expansión de los noruegos, primero hacia Islandia, después hacia Groenlandia (descubierta según esta tradición por Eirik, o Erik, el Rojo) y después más al oeste, en la tierra que dieron en llamar Vinland (o sea, tierra del vino). Desterrado Eirik de Islandia, navegó por el océano y vino a dar con Groenlandia. La llamó así, Greenland, "tierra verde", para atraer a otros colonos y establecer una población permanente. Luego uno de sus hijos (Leif) navegó más hacia el oeste y descubrió distintos puntos geográficos, hasta llegar a la tierra que bautizó como Vinland por haber descubierto allí vides, trigo salvaje, buena madera, caza y otras riquezas. Esta tierra, por lógica, debía de estar en la península del Labrador, en la actual Canadá. Se asentaron, pero al cabo del tiempo llegaron los nativos (se discute si esquimales o indios, aunque probablemente indios) y, tras un breve intento de establecer relaciones comerciales, comenzaron las hostilidades y los vikingos se fueron con viento fresco. Hubo otros intentos de establecerse, pero sucedió lo mismo. Estaban demasiado lejos de su tierra como para poder colonizar una tierra hostil. Faltaban cinco siglos para que los avances sociales y tecnológicos permitieran a Colón lograr lo que los vikingos no pudieron.
La narración es muy sencilla y probablemente todo lo narrado sea cierto en su mayor parte. Hay algunos detalles divertidos, eso sí, con sibilas y muertos parlantes, y ahí ya se mezcla lo real con lo folclórico, y deja también constancia del periodo, donde se solapaban todavía el cristianismo con las viejas costumbres y creencias.
Mola.