Ginebra Los Tornos 8 de octubre de 2022Poco se puede decir sobre estos escritos. Para el que no los conozca, son unas breves anotaciones del autor en forma de diario, desde los cincuenta y pico hasta casi su muerte, en 1832. Comienza más con gracejo, como contando sus pensamientos o anécdotas, y se va convirtiendo de a pocos en una bitácora emocional muy ligada a su estado de salud. El hombre tiene problemas neurológicos graves, al parecer más relacionados con el habla y la movilidad, porque por escrito se sigue expresando con claridad, me parece a mí.
No hay mucho que rascar, aunque sí hay un par de detalles de su personalidad que se ofrecen a lector. Uno, su carácter huraño, cosa que ya se ve o se advierte (¿no?). Otro, la relación que existe entre su carácter huraño y su timidez, o tal vez la falta de afecto, cosa que parece típica no sé si de los nobles, de los escoceses o de los señores antiguos, en general. ¡Qué poco gracejo! La última, su sentenciosidad, típica también de la gente madura y cabeza-cuadrada, en un curioso contraste con su inseguridad íntima y la sarta de tonterías que había de sostener el personaje, incluyendo la religiosidad, el apego irracional a la tradición (eso sí, típico de la nobleza) y a la normatividad o el status (también típico de la nobleza). Scott tiene el muy alta estima a Escocia y a los escoceses, pero al mismo tiempo considera a los ingleses como a una especie de pueblo redentor y vehículo de la civilización. Sobre esta cuestión hay mucho que desparramar, aunque este no es el sitio adecuado. Recomendado por su breve extensión y para todos los fanses de este señor de prosa admirable y buenos sentimientos.