Esta obra del cosmopolita1 Lawrence Durrell comienza como un libro de viajes y termina siendo una crónica del proceso de búsqueda de la independencia chipriota, que en ese momento era colonia del Imperio Británico.

Una mayoría de grecochipriotas quería la independencia y la unión con Grecia (enosis), pero esto no interesaba a la minoría turcochipriota y los británicos daban largas. En 1960 se juntaron las partes interesadas (Turquía, Grecia y Reino Unido) y firmaron una acuerdo tipo Frankenstein que concedía la independencia a Chipre y la dotaba de un gobierno grecochipriota mezclado con turcochipriota, que en la práctica hacía imposible la política de la isla. En 1974, en un momento convulso para Grecia, hubo un golpe pro-griego en Chipre e intervino Turquía, que ocupó el tercio norte de la isla y declaró el estado de la República Turca del Norte de Chipre (estado solo reconocido por Turquía), que sigue bajo poder turcochipriota. Es en esta parte de la isla donde vivió Durrell, en el distrito de Kyrenia, entre 1953 y 1956.
Haciendo un poco de flashback, hay que recordar que Chipre está en un emplazamiento muy importante, en el este del Mediterráneo.

La isla ha sido ocupada históricamente por griegos, fenicios, egipcios, persas, asirios, árabes, bizantinos… Incluso Ricardo Corazón de León se autoproclamó rey de Chipre cuando conquistó la isla con ayuda de sus amigos cruzados. En época más cercana, Chipre estuvo ocupada por la República de Venecia, por el Imperio Otomano y finalmente pasó a dominio británico después de la guerra ruso-turca.
Cualquiera que la vea en el mapa, entenderá su importancia estratégica, tanto militar como comercial. Por eso ha tenido una historia muy similar a Creta (que sí consiguió su anexión a Grecia).
Durrell se fue a vivir a Chipre después de pasar un tiempo trabajando en Serbia para el gobierno británico en labores diplomáticas. Tenía algo de dinero para empezar, así que pasó algún tiempo holgazaneando y después se compró una casa en un pueblecito en el monte, mirando al mar, llamado Bellapais, donde están los restos de la abadía agustina de Bellapais.

Ya establecido, tuvo que buscar un trabajo para poder hacer la obra y seguir comiendo y bebiendo, una costumbre que adquirió durante la infancia. Antes de volver a trabajar para el gobierno británico, estuvo un tiempo de profesor de inglés en la vecina Nicosia, en un instituto de secundaria. La obra de la casa y sus alumnos nos dan algunas anécdotas entretenidas, pero a partir de ahí, comienza el relato de los problemas derivados de la independencia chipriota. Aunque no entra especialmente en asuntos políticos, sí describe el pulso tomado a la sociedad del momento y algunas escenas dolorosas para el autor, aunque sin entrar en lo emocional.
En esta época de su vida se separó de su segunda mujer, Yvette Cohen, y también se alejó de su segunda hija, Sappho, que se quedó con su madre en Londres. Se le diagnosticó esquizofrenia en el mismo año 1953. Lawrence menciona haberle escrito cartas a su hija, pero sería más bien a Penelope, su primera hija con Nancy, que nació en 1940 y por tanto ya sabría leer y escribir.
Fue Yvette la modelo de Lawrence para componer su Justine, la novela que abre el Cuarteto de Alejandría, que se publicó en 1957, igual que Limones Amargos. Y fue en Chipre donde Lawrence conoció a su tercera y más amada esposa, Claude-Marie, que también era judía y alejandrina (de padres parisinos), como Yvette. En el libro aparece como Marie y, aunque se nos ocultan los detalles románticos, se ve que había rollo. Marie era muy viajera y tenía gusto por los libros y las antigüedades. Se supone que era novelista, pero solo conozco sus libros de nombre y fueron publicados con el seudónimo de Claude: Mrs. O’, The Rum Go y A Chair for the Prophet.
Durrell por fin tuvo que abandonar su aventura chipriota cuando vio que su vida corría peligro. Pasó un breve tiempo en UK y luego se fue a Sommières, en el sur de Francia, donde establecería su residencia hasta el final.
Nos deja Durrell en Limones amargos unos vívidos retratos del paisaje y de la vida local. Allí en Chipre se conservan varios lugares de recuerdo, incluyendo su casa y el Árbol de la Ociosidad, en la plaza del pueblo, donde se sentaban los paisanos a tomar café. Como habría más de un café, en la actualidad hay más de un árbol que se disputa el honor de ser el indicado. El que aparece en la Wikipedia parece un cinamomo (Melia azedarach):

La casa, por si a alguien le interesa, está en venta por el módico precio de 240 mil libras (unos 260 mil euros, a día de hoy). Dejo el enlace a la venta de la propiedad y, para el futuro, un PDF con las fotos que hay en la web, por si alguien quiere cotillear la casa por dentro (aunque nada tenga que ver con la que arregló Durrell, hace ya más de 65 años):

Quien haya cotilleado las fotos, verá una graciosa piscina diminuta y habrá de saber que esa piscina no existía en la época de Durrell. El agua, aun a día de hoy, es un bien preciado y escasísimo en Chipre. Tanto es así, que durante alguna época de sequía han tenido que traer agua en barcos cisterna. En la actualidad, para ayudar a combatir la escasez, Chipre cuenta con multitud de presas y seis plantas desalinizadoras.
Limones amargos ganó el premio Duff Cooper Prize en su segunda edición, otorgado anualmente a obras en lengua inglesa o francesa de temática histórica o similar.
En lo que respecta a la producción de Durrell, no es su libro más interesante ni el más brillante. Además, a los que somos fanses de su familia, nos escatima su vida personal. Cuenta poca cosa de Marie y apenas menciona de pasada a su madre y a su hermano Gerald, que pasaron allí algún tiempo.
Al que le interese Chipre y el ambiente del Mediterráneo oriental, bien puede leerse Limones amargos. Al que le guste Durrell, esta narración se la recomendaría de las últimas, en orden de interés.
1 Quería dejar un par de apuntes. Uno es para quitarle el «británico» a Lawrence Durrell, ya que el Imperio no supo camelárselo. Él nació al norte de la India, a los pies del Himalaya, igual que sus hermanos y, antes que él, sus padres, también nacidos en la India. Estos eran de ascendencia inglesa e irlandesa. Inicialmente, él heredó el britanismo por haber nacido en territorio de la Commonwealth (es decir, las colonias del Imperio). Sin embargo, en 1962, no se registró como ciudadano británico cuando entró en vigor el Commonwealth Immigration Act, así que dejó de ser británico y cada vez que quiso visitar la isla, tuvo que pedir un visado, como todo hijo de vecino. En cualquier caso, vivió casi toda su vida lejos de Albión, que era un lugar que le entusiasmaba más bien poco.
El otro apunte es sobre una tal Yolanda Vega con la que dicen que se casó en 1947. Desconozco de dónde surge este nombre, que he visto copiado y pegado muchas veces. Está muy bien documentado que en esa fecha se casó con Yvette «Eve» Cohen, quien unos años más tarde alumbró a la segunda hija de Durrell, Sappho Jane. Yvette era nacida en Egipto y su familia era sefardí, proviniente de muchos sitios. Los abuelos venían unos de Argelia y los otros de Constantinopla y de Alemania. Los padres ya se conocieron y casaron en Alejandría. Allí fue donde vivió, tras unos primeros años en El Cairo, y donde conoció a Durrell en 1942, mientras trabajaba en un pequeño periódico llamado La bourse d’Alexandrie. En resumen: Yolanda Vega ha de ser una mixtificación o tal vez un error tipográfico, pero nunca una de sus esposas.