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El manuscrito Voynich, descifrado

Su nombre en clave es MS 408 y es la joya de la corona de los libros misteriosos. Ha vuelto locos a estudiosos, criptógrafos y matemáticos de la talla de Alan Turing, y actualmente reside en la Biblioteca de Libros Raros de la Universidad de Yale, donde congelan todas sus adquisiciones a –36 ºC durante tres días, para liberarlas de posibles plagas (como la del libranisakis).

Libranisakis atacando el Manuscrito Voynich. Todas las imágenes del manuscrito están sacadas de la versión digital que pone a disposición del público la Universidad de Yale.

Este manuscrito bien podría llamarse Paco o Rigodón, porque ha pertenecido a un montón de gente a lo largo de los siglos. El tal Voynich fue un bibliófilo lituano que lo poseyó a partir de 1912, luego lo tuyo su viuda y por último un tal Hans P. Kraus, quien lo donó a Yale. El primer propietario conocido fue un tal Rodolfo, nieto de Carlos I, que fue aquel rey de España famoso porque amó las sardinas y las odió a renglón seguido, cuando supo que eran baratas. Creo que esta anécdota la contaba Ciro Bayo.

Hay sospechas de que a este Rodolfo le regalase o vendiera el libro un figura llamado Edward Kelley (en connivencia con otro compinche llamado John Dee, que frecuentaba la corte del Sacro Imperio; este Dee también es conocido por enviar informes de inteligencia a Isabel I firmados como 007). Este individuo se dedicaba al ocultismo, la alquimia y una variedad de disciplinas que pudieran parecer ridículas, pero siguen existiendo a día de hoy. Una de sus habilidades era comunicarse con los ángeles utilizando el idioma que estos mismos le revelaron, que dio en llamarse el enoquiano. Hace poco hemos hablado por aquí del reciente Libro de Urantia, que fue escrito por criaturas celestiales, aunque en este caso prefirieron comunicarse en inglés. Rodolfo II, descrito como de carácter débil, perezoso y excéntrico, era también aficionado a la alquimia, la astrología y demás yerbas. Si hacemos un cóctel con todo esto, no es descabellado especular con que todo lo relativo a este manuscrito sea una trama magufa de libro. Pero tampoco hay evidencias al respecto, así que se queda en especulación.

De momento vamos a llamar a este manuscrito MS 408, que es como lo llaman en la biblioteca donde vive, y vamos a ver si tirando del hilo sacamos algo en limpio, aprovechando que ahora con internet todos podemos perorar desde nuestra pequeña cátedra.

¿Qué cosas se saben sobre este manuscrito?

El pergamino está datado radiocarbónicamente entre 1404 y 1438, y la tinta es de “no mucho más tarde”. Así que podemos deducir que fue creado antes de la llegada de Colón a América, cosa que sucedió en 1492. Esto es de notar, porque una de las teorías es la del origen americano del manuscrito, y quien esgrima esa teoría se está saltando este dato a la torera.

En el folio 85v y 86r, que forman un desplegable, hay algunas de las pocas representaciones arquitectónicas (y de construcciones humanas, en general) que hay en el manuscrito, y todo el mundo ha notado que una de las murallas tiene almenas de cola de golondrina, también llamadas gibelinas. Este tipo de almenas son típicas de la Baja Edad Media italiana y las utilizaban los partidarios de la casa de los Hohenstaufen dentro del Sacro Imperio, en contraposición con los güelfos (que apoyaban al Pontificado). Estas almenas están por toda Italia. Las altas torres que vemos en las otras construcciones de la ilustración son típicas de los castillos medievales del centro de Europa, pero también de otros sitios (por ejemplo, el alcázar de Segovia). ¿Podría representar alguno de los dibujos, por ejemplo, el castillo de Hohenzollern, en Alemania? Pues sí, por ejemplo. También vemos a la derecha lo que pudieran ser acebolladas iglesias ortodoxas. Lo que está claro es que son construcciones europeas. Por lógica, el autor debe de haber sido europeo, aunque yo no me atrevería a decir que del norte de Italia, como se ha propuesto en muchas ocasiones. Digamos que era alguien viajado, leído o ambas cosas, y posiblemente viviese en Italia o alrededores.

En el manuscrito hay, al menos, cinco o seis temáticas distintas: un herbario, astrología (más que astronomía), algo similar a recetas, un desplegable grande que parece un mapa, un bloque de 24 páginas de texto y mujeres desnudas en situaciones extrañas relacionadas con agua y formas vegetales. También hay algún maromo, pero muy pocos. Estas figuras femeninas forman parte casi siempre de algún extraño proceso relacionado con lo vegetal: suelen estar dentro de contenedores de agua o conectándose a través de tuberías o vasos, y cosas por el estilo.

Otros elementos abundantes son los animales (sobre todo en lo que se asemeja a un calendario sinódico, o algo parecido al zodiaco). Como diría Goyo Jiménez, no os lo cuento, os lo enseño:

Solo viendo a los bichos ya no resulta tan indescifrable este manuscrito, ¿verdad?… Vemos muchos signos conocidos del zodiaco. Abajo a la izquierda hay una cabra y pareciera que pone ¿abril? También abajo a la derecha. Justo encima, el clásico signo de Piscis, con los dos pescados. ¿Pareciera que pone «marzo» o algo parecido a «març»? A la izquierda, el león y algo que recuerda a «agosto», ¿auguste? No me extiendo más, cada uno que opine lo que quiera.

También hay algunos objetos curiosos, como anillos o un crucifijo, personajes llamativos, como un ballestero, y algunas situaciones divertidas, como una mujer apresada, un tío escondido lanzando movidas, o un personaje blandiendo ¿una hostia sagrada? ¿una tarjeta amarilla?:

En la parte final hay un montón de hojas y raíces, junto a lo que parecen botes o perfumeros de tipo árabe o, como apunta Cheshire, de quien hablaremos después, bien pueden ser estufas, braseros y hornillos de corte otomano. Pueden ser recetas. Yo me inclino por preparaciones con una finalidad medicinal o mágica. Para comer no, porque no hay ni un triste muslo de pollo. Para perfumes tampoco, porque habría más flores, y lo que más abunda son raíces y hojas. El único problema que veo es que en las preparaciones curativas o mágicas suele haber muchos procesos distintos: infusión, decocción, deshidratación, tintura, recolección en momentos determinados… Y aquí no parece haber indicaciones en ese sentido.

En lo que más se han fijado los estudiosos para intentar descifrar el código es en las plantas. Han pensado que si reconocen el nombre de una planta y logran averiguar en qué idioma está escrito o a cuál puede asemejarse, podrán ir reconstruyendo el código y leerlo al completo. Pero hay un problema con esto: hay plantas que tienen parecidos razonables con una o más plantas existentes, y otras que directamente son plantas completamente absurdas, puras mixtificaciones, inventos de una mente juerguista o perturbada. Además, hasta el siglo de las luces (el XVIII) no existió un sistema de clasificación basado en la taxonomía, así que los nombres de las plantas variaban según el pueblo, el barrio y la calle. Por poner un ejemplo, en mi pueblo se llamaba tapaculos a lo que otros llaman escaramujo o rosal silvestre (Rosa canina). Hay plantas que tienen docenas de nombres dentro del mismo idioma. Algunas son más fáciles de rastrear, al ser de uso común, pongamos por caso el trigo, la belladona o la manzanilla, pero en la mayoría de los casos no dejaría de ser un juego de azar el intento de casar unas palabras desconocidas, escritas con caracteres desconocidos, con una cantidad ingente de posibles formas lingüísticas.

Entre las plantas con parecidos razonables, siendo yo un lego en la materia, puedo arriesgar el aciano (2r), ricino (6v), espuelas (9v), cáñamo (16r), tomillo (21r y 95r), llantén (25v), nueza (96v)… Y seguro que muchos usuarios del foro de identificación de especies de Infojardín encontrarían parecidos a casi todas las plantas… Como aficionado a las plantas, os puedo decir que en ese foro hay auténticos especialistas, y en muchos casos no se pasa del parecido por falta de detalles, ¡y eso en la era de la imagen digital!

Ricino común plausible: a ia izquierda, en el MS 408; en el medio, ilustración del Dioscórides de Viena; a la derecha, fotos de Dinesh Valke (CC BY-SA 2.0) y Melissa McMasters (CC BY 2.0).

Puede decirse también que la persona que dibujó, creó o supervisó las especies vegetales, no tenía un gran interés científico en dichas especies, ni por tanto en que nadie pudiera aprovechar profesionalmente los conocimientos contenidos en el manuscrito. Basta compararlo con cualquier ejemplar del De materia medica de Dioscórides posterior al siglo VI. El llamado Dioscórides de Viena (512 d. C.) incluía más de 400 ilustraciones a todo color, que a día de hoy se siguen utilizando como modelo para ilustraciones botánicas. Este rigor era necesario, porque esa valiosísima obra sirvió a médicos, farmacólogos y botánicos de Europa y Oriente Próximo durante más de mil años. Podemos afirmar que el manuscrito MS 408 no es una obra científica, y si lo pretendiera, el resultado es la obra de un aficionado o de un chapucero. Quizá pueda otorgarse al autor el carácter de simbólico o místico, suponiendo que eso sea un halago, y un agudo sentido artístico, pero desde luego nadie que respetase la vida propia y ajena utilizaría el MS 408 como guía para nada.

En ese sentido, podría especularse con esta idea: en su tiempo, el manuscrito tampoco podía leerse. O, dicho de otro modo, pudo haber sido creado con la intención de almacenar ciertas informaciones y que al mismo tiempo permaneciesen ocultas a la vista. Eso podría explicar que no se entiendan bien las ilustraciones, o al menos los detalles que contienen dichas ilustraciones: ¿por qué hay cientos de mujeres metidas en vasijas o vasos conductores? Y el texto, si no indescifrable (ya hemos descifrado algunas palabras aquí arriba y no ha sido tan difícil, teniendo el contexto delante de las narices), podría haberse oscurecido deliberadamente.

Otra de las características de este manuscrito es que las ilustraciones parecen haber precedido a los textos, ya que en algunas ocasiones estos últimos se superponen. Y todo ello puede haberse escrito en distintas épocas, a lo largo de un periodo prolongado de tiempo. Esto significa que no era un trabajo de campo ni una obra de autoconsulta de un chiflado: fue un trabajo planificado y ejecutado por fases. Muy probablemente los dibujos de plantas fueran hechos de memoria o a partir de otras ilustraciones, o de herbarios (plantas secas), o directamente sacados de la imaginación del artista o de la artista, o de una relación oral. Es muy de destacar la variedad de formas que ofrecen las raíces, yo diría que superior a la que ofrece la madre naturaleza (especialmente las raíces con forma de coronavirus, panda rojo o las raíces deglutidoras de cubos de pirita).

Otra característica notable del manuscrito es que cumple la Ley de Zipf, según la cual los idiomas utilizan las palabras en ciertas proporciones. Eso significaría que no es un idioma improvisado, sino una lengua natural, aunque hasta ahora no parece que haya dudas al respecto.

En un primer vistazo, puede parecer que hay muchas palabras repetitivas:

Alguien más cualificado que yo podría explicarlo con facilidad, pero hay varios factores que pueden contribuir a este resultado. En primer lugar, hay que fijarse y ver que no todas las palabras señaladas son idénticas, sino que presentan algunas variaciones. Luego, es de notar que en el manuscrito se prescinde de los signos de puntuación. Esto ha sugerido para algunas personas la posibilidad de que se tratase de algún tipo de código taquigráfico (con intención de abreviar) o incluso esteganográfico (con voluntad de ocultar). También es posible que haya muchas contracciones que incluyan dentro de la propia palabra artículos, pronombres… Yo soy más partidario de que el autor estuviese intentando abreviar, resumir el mensaje, como si los textos fuesen anotaciones, más que un minucioso relato. Y no puedo dejar de acordarme de esos señores y señoras que bajan a la ferretería y, ante la falta de un vocabulario preciso, se explican utilizando las más creativas variantes de la palabra «cosa»:

—Escucha, niño, mira, me falta la cosa esta que se pone en el cosito de la puerta, ¿sabes? La cosa esta que está por encima del coso gordo…

Por último, hablaremos brevemente sobre el alfabeto. Hemos dicho arriba que todo nos resultaba de aire europeo y que hay algunas palabras sueltas que recuerdan a algunas que son muy conocidas para alguien de habla hispana, y quien dice hispana dice latina, italiana, portuguesa, rumana, francesa, catalana, corsa… Es decir, que fuera lo que fuera ese lenguaje, tenía mucho de latino y, en general, de mediterráneo: latino, griego, púnico…

Teorías sobre el MS 408

Pensaba hacer un resumen sobre las divertidísimas teorías que hay sobre el origen e interpretación del manuscrito, pero voy a referir al lector a la Wikipedia, donde se resume estupendamente, y voy a centrarme en las dos o tres teorías más modernas y sin rebatir.

HerbalGram (2013)

https://www.herbalgram.org/resources/herbalgram/issues/100/table-of-contents/hg100-feat-voynich/

Esta revista del American Botanical Council de Texas publicó a finales de 2013 un documentadísimo artículo sobre unas cuantas plantas que salen retratadas en el MS 408. Dicen que utilizan el método «abductivo» para examinarlo, que a mí me suena a un clásico reduccionismo o, llevado a lo moderno, a una «posverdad». Se pasan by the forro la datación del manuscrito, la lingüística y todas las señas de identidad cultural allí grabadas, y se centran en exclusiva en aquello que ellos son fuertes: las plantas. Se dejan seducir por la emoción detectivesca y ven en las horribles ilustraciones (desde el punto de vista científico) un montón de plantas que conocen. Dicen ¡demonios, esta planta tiene hojas! ¡Y cosas con cositos! Y a partir de ese momento, no hacen más que descubrir nombres de plantas en náhuatl (lengua autóctona de México).

Señor de la University of Alberta (2018)

https://www.ualberta.ca/folio/2018/01/using-ai-to-uncover-the-mystery-of-an-ancient-manuscript.html

Esto ni siquiera es una teoría. Es la más loca de las aproximaciones que hay a este manuscrito y muy propia del mundo actual donde impera la moda. ¿Y cuál es la moda? La inteligencia artificial.

Un tipo crea un software utilizando un algoritmo que a él le parece bien y lo entrena con la Declaración Universal de Derechos Humanos en 400 idiomas distintos (entiendo que idiomas modernos). En ese momento, decide que hay que enfrentar a su AI con un reto y escoge el MS 408.

Su hipótesis inicial, explican, es que está escrito en árabe. Voy a hacer un descanso:

La segunda parte de su hipótesis inicial es que se utilizan alfagramas. Eso significa que la frase ERES TONTO se escribiría por ejemplo EEN OORS TT (reordenando las letras en orden alfabético).

El resultado le dice que el 80% de las palabras están en un diccionario de hebreo, y el tipo se va directo a Google Translate para ver qué significa la primera frase del libro. Ya puestos, podría haberlo traducido todo… Es tan disparatado que vamos a dejarlo así.

Gerard E. Cheshire (2019)

https://bristol.academia.edu/GerardCheshire

El Dr. Gerard E. Cheshire es un investigador asociado de la Universidad de Bristol. Se dedica a la edición en el campo de las ciencias y la historia natural, es ecólogo y entomólogo, y ha realizado trabajos relativos al arte, la arquitectura y la literatura. O sea, que su formación es multidisciplinar. Lo tengo en la misma categoría de los de Alberta y los de Texas, pero es claramente mi favorito. Estoy convencido de que su punto de vista es el correcto y el único posible para abordar la lectura del MS 408, que él ha rebautizado como «Manuscrito de Isquia».

Es inevitable recordar que su apellido suena a queso y a entrañable personaje de Lewis Carroll, pero esto no nos debe detener en nuestra particular investigación.

This ain’t Dr. Cheshire

Cheshire aborda el manuscrito desde todos los flancos: el lingüístico, el botánico y el histórico. Si se toman una por una todas su deducciones, quizá puedan rebatirse, pero si se toman todas en su conjunto, son difícilmente discutibles.

El trabajo de Cheshire es el más completo y el más esforzado, y lo que expone concuerda y parece encajar en un todo lógico, aunque haya algunas afirmaciones discutibles y otras que puedan parecer erróneas. Hagamos un compendio de sus descubrimientos centrales:

  • El manuscrito localiza su creación (o al menos a su dueño o dueña original) en el Castillo Aragonés, en la isla de Isquia, justo enfrente de Nápoles. Cheshire se basa para llegar a esta conclusión en el «mapa» de los 9 cuadrantes, que cuenta una historia que comienza con una erupción del volcán Vulcano (junto a Sicilia) y acaba en la isla de Isquia, donde vivieron Ibsen y Neruda (y donde además se rodó la peli del cartero). También se basa en los otros presupuestos que se mencionan más adelante.
    Me faltan las almenas gibelinas: sí. ¿Podríamos ampliar el campo y buscar otra localización con parecidas características? Isla volcánica activa (en aquellos tiempos) con un castillo. Si nos ponemos tontos, podríamos apuntar Santorini (y encajamos esas torres y cúpulas cebolleras de corte bizantino), San Giorgio (aunque creo que no está activo), cualquiera de los castillos de Sicilia (por ejemplo el Castello di Caccamo o el di Venere, que tienen gibelinas), el Castello Barbarossa de Capri, el Castello Ruffo o mejor aún, el di Milazzo, que estuvo en poder de los suabios, es decir de la dinastía Hohenstaufen, y luego fue restaurado por Alfonso V de Aragón, a mitad del s. XV.
    ¿Me vale el Castillo Aragonés? Sí, me encaja. ¿Podría encajarme algún otro? Con el debido respaldo, seguro que también. Pero no es tan importante.
Castello Aragonese de la isla de Ischia, foto de 2benny, CC BY 2.0
  • El lenguaje lo bautiza Cheshire como protorromance, aunque este término sea discutible. A estas alturas, tanto el italiano como el castellano eran lenguas muy maduras, muy alejadas ya del latín. En castellano (antiguo, si quiere decirse así) teníamos obras de gran categoría en esta época, como las coplas de Jorge Manrique, la poesía y la prosa del Marqués de Santillana y, un poco más tarde, la archifamosa Celestina de Rojas. Para Cheshire, dejando de lado la denominación, el lenguaje es base de latín y lenguas romances en distintos grados, con elementos griegos e incluso árabes, cosa que cuadra a la perfección con el lugar y la época. Las peculiaridades del lenguaje escrito pueden deberse a la amalgama entre los elementos culturales de la corona de Aragón (a quien pertenecía Isquia en ese momento) y los habitantes originales de la isla, fruto del mestizaje milenario existente en la zona.
    En España, nuestro protorromance podría estar representado por muchos documentos que demuestran el paso del latín al castellano moderno (y del latín a las distintas lenguas en España: gallego —que fue la lengua literaria en la península durante siglos—, catalán y valenciano, aranés… Y los idiomas romances no oficiales: aragonés —o fabla— y asturleonés o bable). Entre estos documentos tenemos los Cartularios de Valpuesta (ss. IX al XIII), las Glosas Emilianenses (s. X-XI) y las Glosas Silenses (s. XI).
    En este sentido, la palabra protorromance no parece muy adecuada para un texto situado en el s. XV, casi al borde de la Edad Moderna. Cheshire apunta la posible mezcla de idiomas, dadas las peculiaridades geográficas, históricas y culturales del sitio donde nació el manuscrito. Así, habría una preexistente base latina (recordemos también que el latín fue la lengua utilizada en Europa para redactar documentos científicos, legales y religiosos, hasta bien entrado el s. XVIII, igual que hoy el inglés es la lingua franca científica). Habría también un componente aragonés (el territorio pertenecía en ese momento a la Corona de Aragón) y todas las influencias obligadas en un lugar de tránsito milenario de civilizaciones: italiano, español, griego y también algunos elementos arábigos y del Oriente Próximo (elementos que también tenemos muy abundantes en español y aragonés, ya que la península estuvo habitada por musulmanes durante casi ocho siglos). Muchas de las palabras que señala Cheshire en el manuscrito tienen sus versiones en todas las lenguas romances. Ya que hemos mencionado anteriormente una palabra que recordaba a agosto para lo que parecía ser el signo de Leo, vamos a recordar que en aragonés, gallego e italiano es agosto, agost en catalán y valenciano, en rumano august… En un tiempo y circunstancia en que un autor o autora abandona el latín para escribir su documento, y no existe una gramática, ni una caligrafía oficial, ni un currículo educativo universal ni local, bien puede uno escribir agosto como le salga del papo, incluir marcas prosódicas, pasar de la puntuación, utilizar distintas grafías para el mismo sonido, o la misma para distintos sonidos… Todo vale, siempre y cuando el receptor del mensaje pueda descifrar el código.
Detalle del Código Daza, de puño y letra de Lope de Vega, alrededor de 1631: lo entendían él y su editor. Suficiente.
  • El tema botánico es muy espinoso, como ya hemos indicado. No creo que absolutamente ningún experimentado botánico en el mundo pueda poner su mano en el fuego para identificar ni una sola de las especies que se ilustran en el MS 408 (excepto los osados texanos, que ponen la mano y todo el cuerpo entero). Sin embargo, muchos podrán arriesgar (incluso yo, sin ser un experto) parecidos razonables. Solamente haré referencia a una de las especies que analiza Cheshire, ya que yo la identifiqué (antes de leer lo que se decía por ahí) como un posible ricino (6v) mal dibujado, y que yo hubiese coloreado de rojo (ya que es la variedad roja o granate la que más conozco, como planta ornamental), y él la identifica como Lupins micranthus. Otros autores aventuran también el ricino y, aunque yo no pondría mi mano en el fuego por un Ricinus, sí que la pondría muy por delante de cualquier variedad de Lupins.
    No obstante, me pasa lo mismo que con la localización en Isquia: aunque no sea 100% seguro, lo mismo da. Cualquiera que haya leído libros de plantas medicinales (y yo he leído unos cuantos) sabrá que las cualidades de las plantas son múltiples y se solapan entre ellas sin ningún tipo de rubor. Lo mismo curan el dolor de tripa, el sarpullido, las calenturas, el mal de ojo, o todo ello al mismo tiempo. Cuando la enfermedad ni siquiera tiene un nombre concreto, ¿qué mas da el remedio? Hazte unas sangrías, tómate una infusión… A mí me suena todo plausible, y lo mismo da si la especie exacta que representa una ilustración es un Ricinus o un Lupins. A pesar de ser el ricino una especie venenosísima, las benéficas propiedades de su aceite son conocidas desde tiempos inmemoriales (el aceite de ricino lo tomaban incluso Zipi y Zape).
    En este sentido, hay que abordar el texto del MS 408 con un ánimo poético, juntamente con el científico.

Cheshire nos aporta un compendio del léxico del «Manuscrito de Isquia», un breve estudio paleográfico, una detallada descripción del método empleado para leer el manuscrito, así como una docena de traducciones de ejemplo. Está claro que cada traducción es costosa, ya que hay que rastrear cada palabra y, viéndola en su contexto, buscar la interpretación más adecuada dentro su marco histórico y cultural.

El MS 408 es único en su género, así que cada uno puede escoger ver plantas mexicanas o palabras hebreas, aunque para mí la única explicación coherente es la que ofrece Cheshire, aunque luego podamos discutir sobre almenas gibelinas o erizos de Ricinus communis, o si tal palabra es la mezcla de dos, o una variante de tal idioma, o sobre el sentido que daba el autor a una frase metafórica o poética.

Recomiendo a todos los consumidores de estos pensamientos que extiendan sus lecturas hasta los hallazgos de Cheshire, porque son muy accesibles para un amplio rango de inteligencias.

En Libretes contamos con una traducción al español de dos de sus más reveladores documentos: la Instrucción paleográfica del Manuscrito de Isquia y Reintroducción de una lengua romance desaparecida. Leer o descargar pulsando aquí. También tenemos disponible Voynich al descubierto y El Manuscrito y sus meandros mentales.

Conclusión

En lo que respecta al autor de este escrito, el MS 408 ha sido descifrado de la mejor manera posible por el Dr. Gerard E. Chesire, teniendo en cuenta las pocas noticias sobre su origen, y aplicando técnicas deductivas propias de Sherlock Holmes que, si bien pueden parecer oscuras al observador, arrojan unos resultados consistentes y difíciles de rebatir (a diferencia de la retahíla de sandeces fácilmente desechables que se listan en el artículo de la Wikipedia enlazado más arriba).

Puede entenderse también que estos resultados repugnen a las mentes estrechas que campean en los despachos académicos, ya que un vulgar investigador independiente les ha arrebatado la gloria reservada a los más laureados.

Bien puede afirmarse que el manuscrito Voynich o de Isquia es un caso único, así que podremos discutir sobre plantas y orígenes etimológicos, y pasaremos muy buenos ratos comiendo castañas junto a una buena hoguera. Y no nos importará si la hoguera está en el hogar de nuestra propia casa, o si se trata del cráter de un volcán, en cuyo caso preferiremos ir vestidos de asbesto y con máscaras antigás.

Útiles de cocina de la civilización cicládica específicos para asar castañas en los volcanes, Edad de Bronce, Museo de Prehistoria de Santorini, foto by Jamie Heath, CC BY-SA 2.0.
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5 respuestas a «El manuscrito Voynich, descifrado»

Good day!
Your site has information about the Voynich manuscript.
I am deciphering the Voynich manuscript and received a positive result.
There is a key to cipher the Voynich manuscript.
The key to the cipher manuscript placed in the manuscript. It is placed throughout the text. Part of the key hints is placed on the sheet 14. With her help was able to translate a few dozen words that are completely relevant to the theme sections.
The Voynich manuscript is not written with letters. It is written in signs. Characters replace the letters of the alphabet one of the ancient language. Moreover, in the text there are 2 levels of encryption. I figured out the key by which the first section could read the following words: hemp, wearing hemp; food, food (sheet 20 at the numbering on the Internet); to clean (gut), knowledge, perhaps the desire, to drink, sweet beverage (nectar), maturation (maturity), to consider, to believe (sheet 107); to drink; six; flourishing; increasing; intense; peas; sweet drink, nectar, etc. Is just the short words, 2-3 sign. To translate words with more than 2-3 characters requires knowledge of this ancient language. The fact that some symbols represent two letters. In the end, the word consisting of three characters can fit up to six letters. Three letters are superfluous. In the end, you need six characters to define the semantic word of three letters. Of course, without knowledge of this language make it very difficult even with a We can say that the Voynich manuscript is an encyclopedia of knowledge that humanity needs today. I managed to partially solve the mystery of mount Kailas ( for example, its height is 6825 meters). The manuscript indicates the place where the Grail Is hidden, as well as the Font and Cradle of Jesus.
For more information, see my article https://scieuro.com/wp-content/uploads/2020/04/february-2020.pdf

Descifrando el manuscrito Voynich.
Buen día!
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Hay una clave para cifrar el manuscrito Voynich.
La clave del manuscrito cifrado colocado en el manuscrito. Se coloca a lo largo del texto. Parte de las pistas clave se coloca en la hoja 14. Con su ayuda fue capaz de traducir unas pocas docenas de palabras que son completamente relevantes para las secciones temáticas.
El manuscrito Voynich no está escrito con letras. Está escrito en signos. Los caracteres sustituyen a las letras del alfabeto uno de la lengua antigua. Además, en el texto hay 2 niveles de cifrado. Descubrí la clave por la cual la primera sección podía leer las siguientes palabras: cáñamo, usar cáñamo; comida, comida (hoja 20 en la numeración en Internet); limpiar (intestino), conocimiento, tal vez el deseo, beber, bebida dulce (néctar), maduración (madurez), considerar, creer (hoja 107); beber; seis; floreciente; creciente; intenso; guisantes; bebida dulce, néctar, etc. Son solo las palabras cortas, 2-3 signos. Para traducir palabras con más de 2-3 caracteres se requiere el conocimiento de este antiguo idioma. El hecho de que algunos símbolos representen dos letras. Al final, la palabra que consta de tres caracteres puede caber hasta seis letras. Tres letras son superfluas. Al final, necesitas seis caracteres para definir la palabra semántica de tres letras. Por supuesto, sin el conocimiento de este idioma, es muy difícil incluso con un manuscrito Voynich.Podemos decir que el manuscrito Voynich es una enciclopedia del conocimiento que la humanidad necesita hoy en día. Logré resolver parcialmente el misterio del monte Kailas ( por ejemplo, su altura es de 6825 metros). El manuscrito indica el lugar donde está escondido el Grial, así como la Fuente y la Cuna de Jesús.
Para obtener más información, consulte mi artículo https://scieuro.com/wp-content/uploads/2020/04/february-2020.pdf
Estoy dispuesto a compartir información.
Con respeto, Nikolai.

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